Hace aproximadamente un mes la Organización Mundial de la Salud (OMS), oficializó el fin de la pandemia de la COVID-19, pero advirtió que esa enfermedad aún seguía activa alrededor del mundo y que, por ende, no había que bajar los protocolos de bioseguridad ni creer que la infección era cosa del pasado.
«El Comité de Emergencia se reunió por decimoquinta vez y me recomendó que declarara el fin de la emergencia de salud pública de importancia internacional. He aceptado ese consejo… Durante más de un año, la pandemia ha tenido una tendencia a la baja, con un aumento de la inmunidad de la población a partir de la vacunación y la infección, una disminución de la mortalidad y una disminución de la presión sobre los sistemas de salud. Esta tendencia ha permitido que la mayoría de los países vuelvan a la vida como la conocíamos antes», dijo Thedros Adhanom Ghebreyesus, director de la OMS.
En principio parte de la población creyó que se trataba de un alarmismo, pero el tiempo le dio la razón a la OMS, ya que en las últimas horas se confirmó el primer caso de una variante de la COVID-19 llamada XBB.1.16.
Las autoridades confirmaron que el caso se registró en la ciudad de Quito-Ecuador. El Ministerio de Salud de ese país informó que se trata de una mujer que no ha presentado mayor sintomatología y además afirmó que está nueva variante de la COVID-19 no es tan agresiva ni riesgosa como las que se trataron en los meses más duros de la pandemia.