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Una navidad a lo monteriano

La navidad es para muchos la época más bonita del año, una fecha en la que las ciudades se visten de luces, cantan villancicos y respiran un ambiente de felicidad, amor y paz. Es una de las fiestas más difundidas y celebradas en el mundo, por lo general, con tradiciones generalizadas, más por el comercio, que por el concepto original de la celebración: el nacimiento de Jesús.

Pues bien, a pesar de que en algunos lugares es considerada una celebración eminentemente comercial y las tradiciones son prácticamente las mismas, en otros lugares, la navidad se adapta a contextos culturales, como es el caso de Montería, donde una fiesta eminentemente norteamericana, cambia y se transforma en una celebración “a lo monteriano”.

En una navidad a lo monteriano no hay nieve. En su lugar tenemos un ardiente sol, tan esplendoroso, que huimos de él mientras caminamos y que un gorrito de navidad no sería suficiente para aplacar sus candentes “cariñitos”, o por lo menos no tanto como un sombrero vueltiao.

En una navidad a lo monteriano, no se va de casa en casa a cantar villancicos, en su lugar, se celebran las novenas, y con ellas llegan los niños a inscribirse en la de su barrio y en la del barrio del lado, claro, para recibir doble regalo. Así, desde el 16 al 24 de diciembre, los pequeños salen de su casa con una silla encima para hacer las oraciones de navidad y cantar con panderetas y maracas un “Ven a nuestras almas, ven no tardes tanto”.

En una navidad a lo monteriano no tenemos pinos de invierno en cada jardín para adornar, pero sí tenemos muchas matas de coralito al lado de la terraza, que con luces y campanas le dan tres vueltas a cualquier árbol tradicional.

En una navidad a lo monteriano no tenemos un viejo panzón con barba blanca para que nos traiga regalos, pero sí al Niño Dios, un “pelaito” en cueros que apenas nacía todos los años, le daba regalos a los niños, claro, ignorando a los padres que desde dos semanas atrás tenían el regalo escondido en el escaparate.

En una navidad a lo monteriano se pinta la casa y se colocan lucecitas en la ventana. Se desempolva el arbolito de navidad y se decora la casa “a lo gringo”.

En una navidad a lo monteriano se come pavo relleno, y cuando no hay plata, gallina rellena. Se hacen buñuelos con natilla y pasteles se arroz y de masa para el 25 y el 1ro, porque esos días nadie quiere cocinar y no hay nada más sabroso que un pastel calenta’o.

Pero sobre todo, en una navidad a lo monteriano, la familia se queda con la familia y pone al Niño Jesús en el pesebre de la casa. Se van para el monte a encontrarse los suyos, a comer y tomar, jugar al bingo y divertirse en una época que nos recuerda el significado de la unión, el amor y la fraternidad, pero claro, disfrutándose al estilo propio monteriano.

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