ENTRETENIMIENTO

Sí podemos ser diferentes.

Imagen tomada de pulzo.com

Cada Ser Humano es único e irrepetible -esa afirmación es hecha con frecuencia-, lo que quiere decir que piensa, actúa y siente según su personalidad, de acuerdo a sus esquemas y conceptos; no obstante ocurre algo curioso, cuando vemos a alguien ser y hacer diferente, juzgamos sin piedad pasando por encima de sus sentimientos y pensamientos,  es como si pretendiéramos que los “moldes”, “prototipos”, “patrones” sociales sean seguidos por todos los habitantes de este planeta.

Desde tiempo atrás en las escuelas, universidades, empresas, barrios y todo tipo de comunidad, notamos como se vulnera el derecho a la tan anhelada expresión libre de la personalidad, nos indigna que una persona o grupo tenga características distintas, si un par de amigas van vestidas de forma parecida a una fiesta se les señala de tontas sin creatividad; si alguien estudia mucho y sobresale académicamente es catalogado como “ñoño” o “cerebrito”, si alguien pone mensajes de Dios en sus redes sociales es porque quiere aparentar o los llaman “bendecidos y afortunados”, si alguien come es gordo y si no lo hace es anoréxico, que si no tienes el cuerpazo entonces  parece una vaca, que si una mujer se pone leggins, faldas o lo que sea se busca la manera de criticar y opacar, de poner en ridículo; es muy común  ver en las redes sociales este tipo de agresiones… y por ese estilo podría seguir dando más ejemplos. Incluso somos osados hasta el punto de violentar a los famosos, políticos y demás personas que no conocemos. El caso es que no se desperdicia oportunidad para destilar veneno y desear mal. Como si no fuera suficiente con las confusiones internas, las inseguridades, los objetivos de vida y desafíos diarios.

Matoneo
Imagen tomada de elespectador.com

Y esto señoras y señores es MATONEO, que significa acoso, intimidación, persecución de una persona a otra. No hay piedad ni entre amigos, aun cuando sean descritos como “insultos amorosos”. Este flagelo que cada vez es más fuerte, causa daño al acosado, les resta fuerzas, baja su autoestima, provoca llanto, tristeza y en el peor de los casos la tan temida depresión, la cual, si no es detectada a tiempo puede llevar al suicidio. La competencia desleal, los complejos de superioridad, peleas, roces, diferencias de culto, partidos políticos y género, la falta de límites en los hijos  o una discusión pueden desencadenar el matoneo, debido a que agredir verbal y/o físicamente es más fácil que tratar de limar asperezas. Para el agresor es gratificante amenazar, someter y descargar todo rencor, envidia e ira para ver derrotado al otro.

 En las escuelas es muy frecuente encontrar niños  matoneados, a quienes les quitan su merienda, rompen sus cuadernos y demás útiles, encierran en los baños, les mandan mensajes intimidantes, amenazan con hacerles daño a ellos y a sus familias, son burlados por su peso, su talla, su color de piel, sus preferencias en juegos u otras actividades, profesores que acosan, que ponen apodos y les arrebatan la tranquilidad a los estudiantes. Entre hermanos también puede presentarse el matoneo debido a celos o a la creencia de que prefieren a uno u otro. Por esto es recomendable que estemos muy pendientes de nuestros hijos, de sus amigos, del manejo que le dan a  las redes sociales, de sus cambios en el estado de ánimo, de sus expresiones corporales, verbales… no es espiarlos, es asegurarnos con respeto y prudencia de que están bien. Lograr que ellos confíen en nosotros como padres, que sientan apoyo en toda ocasión, que aprendan a aceptar que no todos pensamos igual y que la diversidad  se debe respetar.

Imagen tomada de diarioadn.co

No podemos cerrar nuestros ojos y hacerles creer que están en mundo perfecto, porque a la final y por sus propios medios se darán cuenta que hay situaciones que se salen de su control, la idea es pues, prepararlos con valores sólidos,  que no agredan, que sean asertivos, que sean valientes para denunciar si son víctimas de matoneo o tienen cualquier tipo de inconveniente, que no terminen siendo ni víctimas ni victimarios.

 Motivemos siempre a nuestros hijos a conocerse, a identificar sus fortalezas y debilidades, a tener claro que desean y cuanto hay que trabajar para lograrlo, seamos ejemplo, demos las gracias, los buenos días, ayudemos al máximo a nuestro prójimo, volvamos la comunicación y el dialogo la herramienta fundamental de nuestra relación, fomentemos el respeto propio y hacia los demás; construyamos junto con ellos un mundo con mentes más saludables que exorcizan temores, alegrías, aciertos y desaciertos con un grupo de apoyo al interior de la familia; vamos a rodearlos de amor y comprensión, de decisiones meditadas y una real confianza.

Si finalmente identificamos a una víctima o un victimario, busquemos ayuda, ambas partes la necesitan, para reintegrarse a la sociedad, ambos viven su propio calvario.

foto matoneo 4

Escrito por: Mercedes Torres

Artículos Relacionados