CORDOBAINFORMACIÓN

Pedro Nel Rodríguez Garcés, entre décimas, cuentos y poesía, cuenta su historia cargada de alegría.

Por:Luis Manuel Feria Monterroza

Las calles parecen estar solas, al igual que las casas, solo se escucha el sonido de un bar en lo más lejano del corregimiento, las sonrisas de los niños en mitad de las puertas cuando ven transitar a un extraño por las estrechas calles de callejas, margen izquierda del Río Sinú en el municipio de Tierralta. Entre casas solas solo se observa la hornilla soltando humo, mientras unos burros amarrados en unos postes, rebuznan en medio del silencio. Cuando el reloj marcaba  las 12:30 del día, Pedro Nel Rodríguez Garcés cargaba en sus hombros un tanque de agua para bañarse, entre su risa marcada por el cigarrillo soltaba el saludo y decía una décima del momento que parecía estar leyendo una de las tantas que mantiene en su pared de tablas, manchadas un poco por las gotas de agua que logran filtrar la palma de su casa, al igual que los recortes de periódicos que dan cuenta de los eventos importantes donde ha participado con sus décimas y cuentos costumbristas, dedicado a cada momento que la vida le regala.

Después de bañarse y perfumarse con menticol, Pedro Nel suelta una décima,“cuando yo nací en callejas, había nacido mi novia, la niña que tanto me odia, por circunstancias pendejas, vivo harto de quejas, que me desatan la ira, me asustan cuando me mira, con esos ojos de vaca, hasta tiene de garza flaca, el pescuezo cuando lo estiran” ,entre risas pedro Nel recuerda esos momentos de juventud,  hoy a sus 65 años con su sencillez, expresa con alegría y le agradece a Dios por regalarle el arte de la narración, al igual que los distintos festivales en el que ha ganado en diferentes partes del país, representando la cultura cordobesa, a través del cuento, la poesía y la décima, antes sin olvidar el pequeño pueblo donde nació y que en sus poemas menciona ese callejas, víctima de la violencia y a la cacica Onomá, nombre que lleva una de sus hijas, en honor a los zenúes y que mantiene un retrato de ella en un reloj de su hogar cargado de soledad, pues el poeta vive solo, y expresa que es lo que más lo inspira a decir buenos poemas.

¿De dónde nació ese gusto por la décima?

Yo nací aislado, huérfano, en mi familia no se conocía el tema de la décima, decían que yo era loco, y yo contra el gusto de mi familia empecé a irme para los festivales cuando tenía 20 años, porque antes no lo podía hacer, a la gente no le gustaba la bulla y mi papá me oía cantando y decía que era marica, todo inició desde pequeño y comencé a conocer el arte desde que me le abrí al viejo.

¿Quién le enseñó a construir décimas y cuentos?

En mi casa había un señor que se dedicaba al corte de madera, se llamaba Julio Salgado Calderón, de rabo largo y tenía unos libros, ahí me aprendí yo cuando tenía 6 años una décima escrita de Roberto Mac dula de 1813 que decía “vete la altura de la elevada montaña, y sobre las armas de España, el sol levanta fulgura y vate la brisa pura, pendón que un día sobre el mundo se extendía, siendo el asombro y espanto del legareno el lepanto y el francés en paila».

¿Recibió educación cuando pequeño?

No, mis padres no me metieron en el colegio, cuando a los niños le mandaban hacer coplas y cuentos yo me aprendía los demás que mandaban a hacer, yo se los hacía porque a mí me gustaba el verso, donde yo los veía me los aprendía.

¿A quién le heredó ese gusto por la poesía?

Creo que a nadie, aunque mi abuelo le gustaba la lectura él no era compositor, creo que eso vino, de mi afán por aprender, de pronto heredé ese sentimiento y lo que hice fue explorarlo, porque mi abuelo se aprendía todo de memoria al igual que yo, él era de una mente fresca.

¿Vive de la décima y las presentaciones en festivales?

No, yo vivo de hacer casas de palma, he tenido que enfrentarme a muchas situaciones cuando me presento a un escenario, porque no llego en un carro cuatro puertas y muchos me dicen, poeta esa décima que tú cantas como que no rinde mucho, ósea porque no tengo carros, yo les digo que no soy comerciante, no estoy apegado a cien pesos.

¿Hace décimas por dinero?

Yo no hago décimas por dinero, pero si usted me regala cien mil pesos yo se los recibo y si no me los dan yo no puedo abandonar mi arte, porque eso no me costó plata a mí, mi papá nunca me puso en el colegio, eso es un don de Dios y lo que Dios le da al hombre uno no lo puede vender, la décima es como los gallos, el que se mete en el cuento se tiene que quedar, si me gustara el dinero ya me había metido en una banda de secuestradores, hoy me llamaran, “parasco viejo”

¿Cuándo fue la primera vez que se ganó un premio en un festival y cuánto era?

Cuando tenía 24 años me fui para el festival del sombrero vueltiao en San Andrés de Sotavento a cantar décimas y quedé en el primer puesto, tenía que trabajar 70 días para ganarme tres mil quinientos pesos y en ese festival me los gane en un día, algo impresionante para mí.

¿Cómo creé usted que tiene que ser un decimero?

Tiene que ser creativo, que el trabajo suene, desde que la gente escucha las primeras palabras sabe si el hombre sabe, la idea no es hacer cualquier cosa solo para que rime, en un festival un viejito duró una hora hablando y la gente siempre lo aplaudía, diciendo cosas como estas que se me ocurren “la mujer quiere es fumar con aires de libertina y amarga con nicotina  la dulzura del besar, si se pone a bailar remolinea la cadera, en busca de lanzaderas y si bebe se emborracha y pone la cucaracha pa que se la pise cualquiera”. El decimero tiene que ser humorista, la gente tiene que decir ¡eso me quedó en el alma!

¿Cómo ha sido ese respaldo por fuera, en términos de apoyo?

Muy poco, pero uno encuentra gente que lo anima, no tengo quejas de personas que me hayan saboteado la presentación, he tenido el apoyo de la juventud, siempre me voy orgulloso de los aplausos y los homenajes. 

¿Cómo fue su presentación en el festival Abrapalabra en Bucaramanga?

Bueno, me hicieron una invitación, fui como exponente, donde habían mil personas de cinco continentes, me dieron una bonificación, eso no es Tierralta que el Alcalde se pierde cuando hay un evento, allá están las petroleras y si se van dejan la plata. Lo bueno de esto es que pasas muy cómodo y duermes como gente.

¿Cuál es su décima favorita?

Son muchas, pero hay una en especial que es una décima simple, se llama fiesta en corraleja, y la compuse porque no me gusta la fiesta de toro, me parece una falta de respeto, los hombres le cogen la nalga a las niñas, ahí está es el mismo diablo, aunque es una crítica mi décima, a los toreros no les parece, algunos me dicen maestro, como fue que escribió eso, y la razón es que no me gusta la fiesta.

Artículos Relacionados