Si eres de esos que piensa que forrándote en ropa o que pasar 2 horas en un sauna para sudar te ayudará a perder grasa, estás en un error.
Es muy común ver infinidad de productos o máquinas que prometen hacerte sudar hasta los malos pensamientos y dejarte 90 – 60- 90, pero muchos estudios desmienten lo que estos productos prometen.
Cuando entrenamos o estamos en un clima caluroso, nuestro cuerpo aumenta la temperatura, lo que puede ser peligroso.
Cuando tenemos fiebre, nuestra temperatura sube, así que el organismo debe hallar la forma de enfriar el cuerpo para mantener una temperatura correcta.
Por lo tanto, con la finalidad de regular la temperatura, las glándulas sudoríparas de la piel se activan y empezamos a transpirar.
Y entonces, ¿qué contiene el sudor?
Simplemente se trata se agua junto a sales minerales que le da el sabor salado como zinc, magnesio, hierro y otros más.
En pocas palabras, el sudor no es más que la pérdida de agua junto a varios minerales del cuerpo.
Por esto es importante beber agua durante y después de transpirar, para evitar la deshidratación y mantener al organismo funcionando correctamente.
¿Cómo perdemos grasa?
La grasa no se “quema”, en cambio, se oxida, y esto ocurre cuando tu cuerpo busca la energía para realizar un entrenamiento o sencillamente para cumplir sus funciones.
A esta energía se le conoce como “calorías” y se obtiene por medio de la ingesta de alimentos y bebidas.
Cada persona, según su peso, tamaño y edad, tiene un mínimo de calorías que necesita consumir para vivir, llamado “tasa metabólica”.
A través de una dieta en la que alguien ingiera menos calorías de las necesarias, el organismo cubrirá esa falta con las reservas, que vendría siendo además de algunos nutrientes como los carbohidratos y la grasa.
Al momento de hacer ejercicio, se gasta una cantidad extra de calorías, debido a que el organismo las necesita como energía, por ende, la pérdida calórica será mayor y el cuerpo necesitará sacar aún más energías de las reservas.
¿Y por dónde se va la grasa oxidada?
Un estudio publicado en diciembre de 2014 por la revista médica británica British Medical Journal, reveló que la grasa perdida es exhalada, es decir, se pierde por la respiración.
La razón de esto, es que la composición química de la grasa está formada por carbono, hidrógeno y oxígeno, y al oxidarse, una parte se convierte en dióxido de carbono, que luego es secretado al momento de respirar.
Fuente Culturizando